¿Qué era el Visec?

Su coordinadora, Josefina Vecino Beauge, responde diez preguntas clave, incluyendo la que cuestiona por qué se deben certificar “libre de deforestación” desde zonas donde nunca hubo árboles

Esta semana se presentó con gran pompa en Bruselas el VISEC. Se dijo que la Argentina es el primer país del mundo que, al implementar dicha plataforma, puede cumplir con las exigencias de la Unión Europea en materia ambiental. El gran problema es que muchos productores argentinos todavía tienen muchas dudas respecto de qué es el VISEC y hasta suponen que significará nuevos costos y engorrosos trámites para ellos. Otros se quejan, no sin razón, de que se les exige certificar que sus vacas se crían libres de deforestación en… plena pampa húmeda, donde nunca hubo masas boscosas para deforestar.

Josefina Vecino Beauge es la coordinadora general de VISEC. En Colonia Agropecuaria, por la AM550, la entrevistaron para preguntarle cosas muy elementales sobre este nuevo programa, que en realidad es la sigla de lo que antes se denominaba “Plataforma Visión Sectorial Gran Chaco”.

-La verdad que mucha gente no tiene idea que es el VISEC. La primera pregunta muy tonta es ¿qué quiere decir VISEC? ¿Es una sigla?

-Pudo ser una frase porque nació la iniciativa en el 2019 y significaba Visión Sectorial del Gran Chaco, porque básicamente el marco en el que trabajábamos era fundamentalmente el Gran Chaco, que son 13 provincias de Argentina y una parte de Bolivia y Paraguay. A raíz de una regulación de productos libres de deforestación que aprobó la Unión Europea el año pasado, el abordaje terminó siendo nacional. Entonces comprendimos que en vez de seguir hablando solamente del Gran Chaco, teníamos que hablar ya de todo el territorio nacional, así que quedó como marca. Y ahora estamos hablar solamente de VISEC y no de las palabras fragmentadas. Esa es un poco la historia.

-¿Es un programa del sector privado, que no tiene participación pública?

-Es una iniciativa privada que nace en el 2019, producto de la coordinación entre Ciara-CEC, Peterson, The Nature Conservancy, Tropical Forest Alliance, que arrancan convocando a los actores de la cadena de valor de la soja y después en el año 2023 se suman también los de la carne vacuna, un poco previendo las nuevas tendencias internacionales, hacia dónde iba el mercado y cuáles eran las nuevas regulaciones que podían llegar a afectar nuestro comercio.

-Vos me mencionaste entre los socios fundadores a la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores Cereales, la entidad que agrupa a los grandes exportadores de la Argentina, y después me dijiste un montón de siglas que son en general organizaciones ambientalistas. ¿Por qué?

-Sí. Y grupos de consultores también que trabajan en certificaciones hace muchos años y en distintos tipos de esquemas, que sabemos que es la nueva forma de diferenciar los commodities en el mundo. Es la nueva tendencia global ya desde hace varios años.

-¿O sea que no fue una iniciativa ni es una iniciativa solamente los exportadores de carne y de soja de la Argentina?

-No, totalmente. Quizás la particularidad que tuvo fue que se logró sentar a muchos actores con distintos intereses sobre la mesa, que es algo que no es tan común en el mundo y menos en nuestro país. Y eso quizás es el valor agregado, que todos los actores involucrados de alguna manera encontraron un punto en común que les permitía trabajar en conjunto para intentar posicionar esta plataforma. Que de alguna manera, como vos lo explicabas, más allá de ser una solución concreta para este reglamento de productos libres de deforestación que impone la Unión Europea, también intenta filantrópicamente, de alguna manera, poner en valor las cosas que ya se hacen bien en Argentina desde hace muchos años. La actividad agropecuaria ya desde hace muchos años tiene porcentajes de adopción de siembra directa, de prácticas regenerativas, rotación de cultivo, cultivos de cobertura, tecnología de precisión, que son para poner en valor y para contarle al mundo y quizás ese es un poco también el valor agregado. Contar que ya per se la Argentina hace muy bien las cosas desde hace mucho tiempo y quizás lo que nos faltaba era contarlo mejor.

-Más allá de que pudieron darse cuenta que tienen cosas en común entre ambientalistas y sojeros, a ustedes lo que los unió fue la amenaza concreta de la Unión Europea. ¿En qué consiste esta amenaza?

-Sí, efectivamente. Se venía discutiendo ya desde hace varios años, porque es una de las líneas, una de las políticas promovidas en el marco del Pacto Verde Europeo, este reglamento. Fundamentalmente lo que hace es prohibir el ingreso de productos que hayan sido objeto de deforestación o degradación de bosques y puntualmente lo hace para determinadas cadenas de valor que están incluidas: ganado bovino, cacao, café, palma aceitera, caucho, soja y madera. Puntualmente a nosotros lo que tiene que ver con la soja y derivados, y el ganado bovino, nos afectaba directamente en nuestras exportaciones. Entonces, frente a esa amenaza, por así decirla, teníamos dos opciones, o quedarnos con la queja o el planteo, el enojo, el reclamo, o empezar a trabajar de forma competitiva y visibilizar esto como de alguna manera una oportunidad, una forma de diferenciarnos, de ganar tiempo. Es así que hoy somos el primer país del mundo que ya tiene una solución lista para hacerle frente a esta regulación que va a ser adoptada a partir del 1 de enero de 2025.

-La solución es demostrarle a la Unión Europea cuando llega una carga de carne o de soja, que esa carga proviene de zonas que no han sido deforestadas. ¿Hay todo un trabajo de certificación que hacer ahí?

-Sí, y también de monitoreo, de reporte y de trazabilidad, que ese es el gran valor agregado de la plataforma, porque obviamente sí este tipo de actividades tienen que tener una auditoría de una tercera parte certificada. Pero el valor agregado de la plataforma es que logramos hacer un sistema que traza el flujo de producción, comercialización y exportación para las dos cadenas de valor. Entonces que eso ya es una base de información para todos los operadores que hoy a fines prácticos sirve para demostrar libre deforestación, pero que el día de mañana pueden seguirse sumando atributos y podemos pensar en carbono, en huella hídrica, en indicadores de biodiversidad. Es potencialmente una herramienta muy importante para la trazabilidad argentina.

-Ahora, ¿cómo se hace? Vamos a un caso concreto: Soy ganadero, provincia de Salta, que ha deforestado mucho en los últimos tiempos, y tengo un lote de novillos gordos para vender a la Unión Europea… ¿qué hago? ¿Cómo un productor común se vincula con el VISEC?

-Cuando decimos plataforma nos referimos en realidad a un sistema, a un software que va a ser una página de internet que va a tener dos módulos, uno para lo que es soja y otro para lo que es carne vacuna. Lo interesante es que no solamente no va a tener costo para el productor, sino que tampoco es el productor quien tiene que activamente cargar sus datos o generar algún tipo de metodología o carga administrativa, sino que son los operadores comerciales quienes operan con ese productor, quienes cargan sus datos y hacen toda la parte operativa y administrativa. Lo que se hace es un análisis satelital de la imagen de la unidad productiva, ya sea de un campo de soja o de un campo de ganado vacuno, y se detecta en función de estos criterios que se piden en la regulación si esa unidad productiva ha sido objeto de deforestación post diciembre 2020, que es la fecha de corte que propone la Unión Europea. La particularidad de la Unión Europea es que ellos piden cero deforestación, quiere decir que si un campo tiene presencia de deforestación post diciembre 2020 quedaría deshabilitado al menos para la exportación a ese destino. Pero también lo interesante es que ya hay otros mercados que están avanzando en este sentido. Ya el Reino Unido casi ha confirmado su propia regulación. China, que es nuestro gran comprador, no en lo inmediato pero también está empezando a dar señales de que iría por el mismo camino que el Reino Unido. Entonces de una u otra manera ya sabemos que en el corto o mediano plazo van a ser las nuevas normas de comercialización en el mercado y cumpliendo con la norma más exigente eso te permite tener acceso a todo el resto de los mercados, lo cual es súper competitivo para la Argentina.

-¿Dijiste gratis para el productor y además el trámite de anotar la operación la hace el intermediario? ¿Quién paga entonces el costo de esto que debe ser alto?

-Sí, efectivamente. Bueno, la parte interesante es que en todo este proceso de desarrollo lo que hicimos fue aprovechar fondos y programas internacionales verdes que son disponibles hoy en el mercado y que es buscarlos, aplicar y tener la constancia de perseguirlos y obtenerlos. En ese sentido hoy toda la iniciativa ya desde el año 2019 está siendo financiada por dos proyectos internacionales. Uno que es el Land Innovation Fund que desde los inicios está financiando todo el desarrollo de este sistema, que está a cargo de la Bolsa de Comercio de Rosario. Y después un proyecto de la misma Unión Europea de Cooperación Internacional, que financia toda la finalización de este software. Y un taller de capacitación virtual y presencial que está siendo liderado por FAUBA a lo largo y ancho del país. Arrancó a partir de abril y vamos a seguir hasta fin de año con casos prácticos, videos, tutoriales, para que les llegue a todos los productores para ambas cadenas de valor. A partir de que el sistema esté operativo, que va a ser el 1° de enero de 2025, el sistema va a tener un fee, un costo de membresía, pero que van a pagar los exportadores, porque al final del día los que tienen que presentar esa información para darle al importador del país de destino son los exportadores. Entonces ese costo va a recaer sobre ellos.

-Hay gente que se queja en las redes, y parece sensata la queja. Vos dijiste, esto arrancó en el Gran Chaco, varias provincias del norte, donde evidentemente hubo una presión a desmontar, para hacer soja primero, para hacer ganadería después. Existe el conflicto, de hecho las organizaciones ambientalistas comenzaron a trabajar allí por eso, para evitar los desmontes, para buscar nuevos métodos de producción. Ahora, el ganadero de Ayacucho, capital nacional del ternero, dice que allí no hubo bosques. Y plantea: ¿Por qué yo tengo que demostrarles a los europeos que mi hacienda en Ayacucho tenga que estar libre de deforestación?

-Completamente lógico el planteo, le doy la derecha al ganadero. Y sí, realmente los esquemas funcionan de esta manera en cuanto a que se demuestran por la negativa. Vos tenés que demostrar que no deforestaste, lo tenés que demostrar todos los años, por más de que no hayas tenido un árbol dentro del campo. Es así un poco el esquema, pero también viéndole el lado positivo, por ahí poniéndome en la vereda enfrente, si se hiciese una regionalización de estos esquemas, al final terminaría perjudicando determinadas áreas de producción. Inicialmente se discutía en la Unión Europea que haya áreas de riesgo, lo cual sería bastante sensato a priori, pero después se definió que el abordaje sea a nivel nacional, porque eso implicaría sino que se empiece a diferenciar y a hacer originación, a compra materias primas en función de la locación, y eso terminaría perjudicando y generando también más diferencias de las que ya muchas veces tenemos. Ese no es el objetivo federal que queremos perseguir.

-Vos provenís de la pata ambientalista del asunto. La pregunta es si estás convencida de que esto del VISEC garantiza finalmente que seamos más cuidadosos con el ambiente, más allá de preservar el mercado, más allá de salvar las papas de un negocio, de seguir exportando. ¿A vos te tranquiliza en términos ambientales?

-Si bien inicialmente empecé en The Nature Conservancy, que es una ONG de conservación, TNC tiene un abordaje muy pragmático en ese sentido, no es pararse en la vereda de enfrente, no cuestionar el qué, sino hablar y aportar en el cómo, y creo que esa es la mirada, que es desarrollo, más sustentabilidad, más productividad. Creo que este es un primer paso, que obviamente no es el objetivo de máxima. Pero siempre, como se dice, por algo hay que empezar. Todavía no vimos los resultados, pero probablemente en unos años se estudie que en el mediano plazo el efecto termina siendo positivo, porque en algún momento hay que arrancar. No tiene sentido que sigamos pensando en qué hacíamos hace 100 años, hace 200 años. El problema lo tenemos hoy y lo tenemos todos. Entonces creo que esa es un poco la mirada, por algo arranquemos. Que se puede mejorar y que se puede hacer más, sí, seguramente, pero por algo hay que arrancar.

Fuente: Bichos de campo

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